SITIO ARQUEOLÓGICO SEIBACOA I
Discusión y análisis de los resultados del estudio tecnotipológico de la Industria de Piedra Tallada (SEGUNDA PARTE).
[*Extraído de la investigación monográfica: "Estudio arqueológico del sitio Seibacoa I, Cabaiguán, provincia de Sancti-Spiritus. (inédito), de los autores: Pedro P. Godo, Guillermo Baena, Santiago F. Silva y Orlando Alvarez (1988).]
Interpretación de los datos arqueológicos
El registro y descripción de las herramientas constituye solo el primer paso de la investigación arqueológica, su fin, la aproximación de los procesos socioeconómicos de la comunidad humana. Una experiencia para superar el estudio tecnotipológico constituye la metódica elaborada por Rives y Febles (1985), que proporciona una mayor comprensión de la distribución de los útiles de trabajo en las diferentes actividades productivas. Los autores dividen estas actividades en: extractivas del medio natural —materias primas, alimentos, maderas, pieles y otros— y de elaboración de materias primas —alimentos, construcción de herramientas, objetos utilitarios y no utilitarios— con el criterio de que las mismas “son susceptibles de aislarse, son cierto grado de objetividad en los ajuares de sílex”.
Tabla 1.- Actividades extractivas y usos estimados de
las herramientas.
Tabla 2.- Actividades de elaboración de materias primas y usos
estimados de las herramientas
El marco de la tecnotipología de los útiles ofrece los elementos para una caracterización cronológica y corológica de las comunidades aborígenes; en tanto, para interpretar los procesos socioeconómicos es necesario el establecimiento de los criterios funcionales en la morfología de las herramientas, su posible uso, y referencias observadas en estudios etnográficos. Tal es la limitante en nuestra interpretación; hasta tanto los estudios tráceológicos que recién comienzan en Cuba permiten reconocer la verdadera función de lo útiles, su objeto de trabajo, las relaciones función - forma y el desarrollo de las funciones de trabajo en el tiempo.
Aún cuando en el futuro se profundice en torno a los criterios funcionales, la división metodológica planteada por Rives y Febles — actividades extractivas y de elaboración de materias primas— aporta una estrategia investigativa “sobre la base de una aproximación inicial a la frecuencia de una y otra actividad”, lo que permite una mejor interpretación de las herramientas líticas en su relación con el proceso de trabajo.
El carácter polifuncional o el difícil pronóstico de las funciones de algunas herramientas determinan tal como se ha señalado, que solo tratemos aquí sobre una aproximación al fenómeno económico susceptible también de observarse en la práctica específica de la elaboración de materias primas. En tanto que es imposible evitar cierto grado de subjetividad al procesar las muestras tenemos la dificultad del núcleo y los restos de taller retocados, los que dado el carácter de este tipo de evidencias incluimos genéricamente en la elaboración de medios de trabajo.
El balance de los datos permite identificar al área arqueológica como un sitio de habitación temporal, en el que se observa cierto equilibrio entre la elaboración de medios de trabajo y la preparación de alimentos. No obstante, para precisar algunos detalles sobre el carácter del residuario no deben tomarse esquemáticamente los resultados numéricos. Un nivel superior de la interpretación arqueológica será inferir a partir del estudio funcional el contenido del proceso socioeconómico. Debe tenerse en cuenta que “Los instrumentos de trabajo no son solamente el barómetro indicador del desarrollo del trabajo del hombre, sino también el exponente de las condicionales sociales en que se trabaja”. C.M.(1965:1:142)
La interpretación tipólogica y funcional de los útiles de trabajo, demuestra que no se trata de un simple paradero habitacional, sino de una ocupación con su objetivo económico concreto. La estructura socioeconómica de estas comunidades es muy dinámica; en determinadas épocas del año o debido a la múltiple explotación de recursos naturales, la comuna se divide en pequeños grupos preferentemente de varias familias, a veces en grupos económicos de un objetivo concreto (Kabo, 1983:215 ). La actividad de los grupos especializados es muy variable, ya sea la obtención de alimentos o necesarias materias primas como el sílex, la madera y otras.
La ausencia de montículos o acumulación de restos dietarios y otros indicativos como evidencias de uso corporal o de expresión superestructural, justifican la temporalidad del asentamiento que parece responder a una actividad dirigida a la búsqueda del material de sílex y a la construcción de herramientas. La hipótesis del grupo económico en función del instrumental lítico parece explicar que más del 50% de la muestra corresponda a herramientas —127 de un total de 213—; la notable variedad de géneros y tipos representados; y el alto índice de útiles destinados a la elaboración de alimentos, esto ultimo que no parece ajustarse al carácter temporal del residuario.
Sin embargo, al sitio arqueológico no equivale estrictamente al taller. Aunque hay residuos de la talla (34), núcleos (13), láminas (3), y lascas (36), núcleos (13) y lascas (36), la producción de herramientas fue allí limitada. Una gran parte, no se corresponde con los núcleos colectados, sobre todo las confeccionadas en láminas. Esto supone la existencia de áreas de taller fuera del residuario donde existan otras fuentes del material de sílex. Por último tenemos las principales herramientas destinadas a la elaboración de medios de trabajos: los guijarros-percutores y retocadores de sílex; las destinadas a confeccionar mangos y ástiles; muescas, denticulados y otros y las que propician cortes por incisión, buriles para insertar las piezas de sílex en madera.
Por supuesto, la actividad económica no es restringida a las labores del taller, sino también en relación con las diversas necesidades de recursos alimenticios u otras materias primas en lo cual influye en gran medida las condiciones del medio geográfico.
Aunque la ocupación temporal respondió a un fin productivo y el grupo de trabajo se desplazará a otro territorio, en el sitio quedó una muestra representativa de los útiles de trabajo, incluso algunas evidencias que no intervinieron directamente en las labores del taller, tales como guijarros utilizados para pulir, majadores, trituradores de alimentos, y minerales tintóreos; estos últimos se estima que fueron usados para pintarse el cuerpo o para decorar algunos artefactos no utilitarios. Las huellas de trabajo presentes en las herramientas indican ciertas producciones con un notable nivel de especialización. Se destaca la producción maderera y sus útiles afines; así como los trabajos en pieles con los raspadores, raederas y posiblemente el uso de punzones —perforadores— ante la ausencia de adornos corporales.
Las diversas puntas y otras herramientas destinadas a las actividades extractivas por su bajo registro no contradicen el carácter del emplazamiento, bien pueden relacionarse con las labores del taller, pero además son los indicadores inequívocos de la economía de tierra adentro. Otros medios de trabajo también intervienen en la búsqueda e recursos alimenticios y se infieren a partir de las funciones registradas en la muestra, pueden ser armas arrojadizas de madera o bolsos de pieles y fibra vegetal, pero por su material perecedero no son recuperables en el registro arqueológico.
Si bien en algunos casos es difícil la distribución de las herramientas en actividades específicas, los agrupamientos muestran una aproximación probable y objetiva del fenómeno histórico, es decir, la preponderancia de un instrumental dedicado a la elaboración de materias primas, lo que representa una tendencia en las comunidades mesolíticos.
Filiación histórico- cultural
Los argumentos de al reconstrucción socioeconómica se estiman parciales, por cuanto investigamos solo un componente de los medios técnicos – herramientas de sílex —y sabido es que el contenido de las fuerzas productivas en la sociedad mesolítica es mucho más amplio; incluye en nuestro caso otras clases de herramientas, por ejemplo: las elaboradas en concha; la explotación de diversos recursos naturales y una mayor complejidad de la estructura social organizativa de la producción en la sociedad aborigen.
Para la identificación cultural del sitio arqueológico Seibacoa toda la interpretación depende de los caracteres tecnotipológicos de la industria de la piedra tallada.
Como ya anotamos, las herramientas no lascadas ofrecen pocas posibilidades para inferir generalidades económicas y aún culturales. Es decir, trataremos el problema de la cultura arqueológica sobre la estricta base de la tipología y esto no siempre es recomendable.
De las industrias asociadas a la etapa mesolítica en Cuba, la muestra de Seibacoa tiene puntos de contacto con la denominada El Carnero, que identifica a residuarios aborígenes localizados preferentemente en la cuenca del río Cauto y el sur de la provincia de Camagüey, tradicionalmente denominados Ciboney Cayo Redondo (Tabío y Rey, 1979) y preagroalfareros en fase tardía (Tabío, 1984).
Kozlowki (1975:15-16) caracteriza la industria por la presencia de lascas pequeñas y microlíticas; pobre en útiles retocados y poco diferenciados en su tipología.
Predominan los retoques denticulados, muescas e inversos y entre los núcleos se observan los de un solo plano de golpeo, que a veces evolucionan a formas discoidales. Es una industria con pocas series de herramientas y estas más bien toscas e irregulares.
Las similitudes en el registro de Seibacoa se deben, principalmente, a las preformas y herramientas en lascas de pequeñas y microlíticas dimensiones y a la popularidad de sus tipos con retoque inverso –ventral, que suma un total de 19 artefactos. Aquí también se asocial las muescas, denticulados y esquirlados como retoques típicos. Por otra parte, importantes aspectos tecnotipológicos se diferencian de la mencionada industria: la diversificada tipología, las formas estandarizadas, la abundancia de herramientas, y el importante índice laminar de considerables dimensiones.
Si bien Kozlowski estudió muestras no abundantes y hoy la industria de El Carnero es más conocida -presenta nuevos tipos -e herramientas y relaciones en el complejo microlítico Canímar-Aguas verdes (Febles y Godo, 1986)- las variables tipológicas y dimensionales en Seibacoa parecen explicarse por diferencias regionales de la cultura o por las diversas ocupaciones de la comunidad humana.
De la misma forma, factores tales como la interacción en distintos medios geográficos o la incidencia de procesos etnoculturales bien pueden modificar el instrumental de origen. Aunque tales aspectos aún no han sido suficientemente investigados, los caracteres de la industria parecen expresar algunas de estas variables.
Las herramientas laminares y la exclusividad de guijarros utilizados no siempre reflejan índices de arcaísmo. Las localidades del Cauto muestran apreciable desarrollo en la elaboración de artefactos de muy diversos tipos y estandarizadas formas: ovales, circulares, cilíndricas, cónicas, afacetadas y otras. Pero también comunidades de un considerable desarrollo económico y superestructural como las que habitaron la cayería norte de Caibarién-Yaguajay conocen muy poco los guijarros elaborados —como herramientas—, en cambio tal práctica se observa en las bolas y dagas líticas, artefactos asociados a los rituales funerarios.
La frecuencia laminar, si bien tradición temprana de la cultura Seboruco —de un nivel de desarrollo social paleolítico tardío— también se observa en las industrias mesolíticos; claro está, siempre en la tendencia hacia un decrecimiento cuantitativo y en algunos casos de dimensiones microlíticas. En Seibacoa hay láminas utilizadas como herramientas y por otra parte el fenómeno de fragmentación de láminas de que Rives y Febles (1985) consideran de gran importancia, y en relación con la existencia de instrumentos complejos: arco y flecha, taladros e incluso deforestadotes para la limpieza de campos para cultivos.
Seibacoa puede corresponder a un sistema de emplazamientos de comunidades de la cultura Ciboney Cayo Redondo en función de una economía mediterránea de apropiación. Aunque existe una comunicación al mar por vía fluvial —Seibacoa al Zaza— es de considerar la ubicación del sitio arqueológico a más de
La orientación a una economía de tierra adentro se ejemplifica también en el instrumental destinado a la caza y actividades afines —puntas, láminas retocadas, láminas cuchillo con borde dorsal, raspadores y otros— así como en la producción maderera, por lo que quizás el carácter de la actividad económica condicionó ciertos ajustes en el complejo artefactual. Por supuesto, al plantear aquí posibles variantes tecnotipológicas, tenemos en cuenta que estas industrias mesolíticas no se han estudiado a profundidad y hoy resulta difícil establecer sus generalidades y sus variantes regionales.
Tal como expresa Kabo (1983:221) la relación de la sociedad primitiva con la naturaleza tiene como uno de sus aspectos “la propiedad de la comuna sobre un territorio determinado (fuentes de medios de subsistencia de la comuna) en la valoración económica de este territorio”; lo cual puede particularizarse en la colectividad que habitó el sitio Seibacoa: un grupo económico especializado y la ocupación temporal, que no dejó los tradicionales montículos de acumulaciones de restos dietarios.
Por el momento y sólo a partir del único registro arqueológico puede plantearse para la cultura Cayo Redondo algunas particularidades de la industria de piedra tallada en los sitios de Cabaiguán; tal situación la hemos comprobado con más nitidez en las colecciones de los residuarios El Crisol y Las Damas, ambos en la misma localidad. En especial, se destaca el sitio Las Damas con un área arqueológica de
Febles y Rives (1985) al estudiar las comunidades protoarcaicas de Cuba se refieren al fenómeno de la movilidad adaptativa al medio que exista también en “…grupos meso y hasta neoindios, pero sus características difieren y no pueden ser estudiadas únicamente a través del ajuar de sílex. Es necesario abordar el problema integralmente”. Al respecto la exclusividad o preponderancia del material de piedra tallada en algunas estaciones mesolíticos impone para el futuro un mejor conocimiento de sus industrias y el estudio integral de áreas arqueológicas. Los resultados preliminares de la investigación del sitio Seibacoa son solo el comienzo y un capítulo de la historia temprana de comunidades aborígenes que habitaron la región de Cabaiguán.
Comentarios finales
El balance de los datos permite identificar al área arqueológica como un sitio de
habitación temporal, en el que se observa cierto equilibrio entre la elaboración de
medios de trabajo y la preparación de alimentos.
La interpretación tipológica y funcional de los útiles de trabajo, demuestran que no se trata de un simple paradero habitacional, sino una ocupación con su objetivo económico concreto. La estructura socioeconómica de estas comunidades es muy dinámica; en determinadas épocas del año o debido a la múltiple explotación de recursos naturales, la comuna se divide en pequeños grupos preferentemente de varias familias, a veces en grupos económicos de un objetivo concreto (Kabo, 1883:215 ). La actividad de los grupos especializados es muy variable ya sea la obtención de alimentos o necesarias materias primas como el sílex, la madera y otras.
La ausencia de montículos o acumulación de restos dietarios y otros indicativos como evidencias de uso corporal o de expresión superestructural, justifican la temporalidad del asentamiento que parece responder a una actividad dirigida a la búsqueda del material de sílex y a la construcción de herramientas. La hipótesis del grupo económico.
En función del instrumental lítico parece explicar que más del 50% de la muestra corresponda a herramientas ---127 de un total de 213---; la notable variedad de géneros y tipos representados; y el alto índice de útiles destinados ala elaboración de alimentos, esto ultimo que parece ajustarse al carácter temporal del residuario.
Sin embargo, el sitio arqueológico no equivale estrictamente al taller. Aunque hay residuos de la talla (34), núcleos (13), láminas (3), y lascas (36), núcleos (13), láminas (3), y lascas (36) , la producción de herramientas fue allí limitada. Una gran parte, no se corresponde con los núcleos colectados, sobre todo las confeccionadas en láminas. Esto supone la existencia de áreas de taller fuera del residuario donde existan otras fuentes del material de sílex. Por último, tenemos las principales herramientas destinadas a la elaboración de medios de trabajos: los guijarros-percutores y retocadores de silex; las destinadas a confeccionar mangos y ástiles; muescas, denticulados y otros y las que propician cortes por incisión, buriles para insertar las piezas de silex en madera.
Por supuesto, la actividad económica no es restringida a las labores del taller, sino también en relación con las diversas necesidades de recursos alimenticios u otras materiales primas en lo cual influye en gran medida las condiciones del medio geográfico.
Aunque la ocupación temporal respondió a un fin productivo y el grupo de trabajo se desplazará a otro territorio, en el sitio quedó una muestra representativa de los útiles de trabajo, incluso algunas evidencias que no intervinieron directamente.
El resultado del estudio de otros sitios con características similares en la Región Centro-sur de Cuba contribuirá indudablemente a un mayor conocimiento de estas comunidades a partir no sólo de la valoración de sus industrias de piedra tallada, a pesar de que no son frecuentes las colectas de evidencias arqueológicas relacionadas con otras industrias exceptuando la de la piedra en volumen.
REFERENCIA Y BIBLIOGRAFÍA
Kozlowski, Janusz (1975): Las industrias de la piedra tallada de Cuba en el contexto del Caribe, en Serie Arqueológica nº 5, Academia de Ciencias de Cuba, Instituto de Ciencias Sociales, La Habana, Cuba.
Rives, A. y J. Febles (1980): Aproximación a una metódica interpretativa para los ajuares de sílex de las comunidades aborígenes de Cuba, Anuario de Arqueología, Ediciones Academia, La Habana, Cuba.
Febles, Jorge (1988). Manual para el estudio de la piedra yallada de los aborígenes de Cuba, editorial Academia, La Habana, Cuba.
Febles y Pedr0 P. Godo (1986): Excavaciones arqueológicas en El Mango, provincia Granma, Cuba. Un análisis preliminar, en Anuario de Arqueología 1988, ed. Academia, La Habana, Cuba.
copyright: Pedro P. Godo
Guillermo Baena
Santiago F. Silva
Orlando Álvarez
Hasta la próxima:
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Etiquetas: herramientas, lítico, seibacoa, sílex, tecnotipológico
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