EL ARCAICO DE CUBA (continuación)
Organización del trabajo y de la comunidad. Aspectos de su vida y cultura espiritual.
*Extraído de "Los aborígenes en Cabaiguán", de los autores Orlando Álvarez de la Paz y Santiago F. Silva García, editorial Luminari (2005), Sancti-Spiritus [Cuba].
(ilustración: J. Martínez).
Orlando Álvarez de la Paz (1)
Santiago F. Silva García (2)
(1) Ingeniero en Sanidad Vegetal
Arqueólogo aficionado
(2) Licenciado en Física y Astronomía
Arqueólogo aficionado
El primer estadío de la comunidad gentilicia primitiva (Economía de Apropiación) -a la que pertenecen las comunidades arcaicas- está caracterizado por el escaso desarrollo de las fuerzas productivas y por la ausencia de toda forma de propiedad sobre los medios de protección [...] en la cual todos los bienes de la naturaleza (el agua, la tierra, las plantas y los animales) eran patrimonio colectivo de los habitantes de un determinado sitio de asentamiento humano (1).
Ya en 1985, Ernesto Tabío y Estrella Rey se pronuncian en este sentido, al expresar:
[...] La propiedad y el trabajo eran colectivos; así como también la distribución del producto para el consumo. El nivel de desarrollo de las fuerzas productivas exigía un sistema cooperativo simple, si bien el cierto grado de especialización de los instrumentos debió implicar también una diferenciación de las tareas, aunque sin división social del trabajo (2).
No obstante continuar ahora particularizando sobre este tema sólo conduciría a meras especulaciones teóricas.
Con relación a otros aspectos de su vida y cultura espiritual, existen muchas limitaciones en el estudio de la superestructura de estas comunidades, pero puede interpretarse que debe haber sido sencilla, si se tiene en cuenta que las relaciones de producción son sumamente simples.
Algunas de las evidencias colectadas en asentamientos del territorio de Cabaiguán constituyen lo que pudiera denominarse elementos superestructurales, o sea, son objetos que posibilitan establecer ciertos criterios acerca de la superestructura de esos grupos. Entre los referidos elementos pueden citarse: esferas líticas o esferolitas, pendientes de concha, cuentas de vértebras de pescado y material tintóreo.
Foto 1.- Esfera lítica. Se le considera
una ofrenda funeraria.
Las esferas líticas o esferolitas son bolas de piedra cuya esfericidad es inobjetable. Estos artefactos aparecen a todo lo largo del país. Manuel Rivero de la Calle, en 1966, añade sobre estas esferas lo siguiente:
[...] Se las ha encontrado in situ asociadas a los cráneos, en los entierros, conjuntamente con piedras de hierro formando parte de algún rito funerario (3).
Fernando Ortiz le atribuye a las esferolitas un significado de "piedras de uso mágico para ritos agrosexuales, probablemente de emblemismo meteórico, astronómico y necrolático (4).
Los artefactos de este tipo recolectados en Cabaiguán proceden de los asentamientos de Neiva, Las Damas I y La Redonda I y no aparecen asociados a enterramientos. Como elementos aislados han aparecido también en las localidades de Santa lucía, La Fragua y La Campana.
Otro de los objetivos a los que se hace alusión son los pendientes de concha: artefactos de uso corporal que son poco comunes en los ajuares de estas comunidades arcaicas. Hasta el presente se ha detectado la presencia de un pendiente de concha en el asentamiento La Aurora, confeccionado a partir de un pequeño caracol del género Conus; al cual se le ha practicado un orificio bicónico en su extremo basal, además de cuentas de vértebras de sábalo (Tarpon atlanticus) de diferentes tamaños, que aparecen perforadas por el centro para enhebrarlas o ensartarlas a manera de collar.
Foto 2.- Cuentas de vértebras de
pescados y pendiente de concha.
Por último. el material tintóreo -constituido por fragmentos de minerales- fundamentalmente de óxidos de hierro y manganeso, son evidencias que se presentan como una regularidad para todos los asentamientos del territorio, en algunos casos con relativa abundancia.
Hay referencias de que tres tipos de materiales tintóreos son indistintamente empleados por los aborígenes, no sólo en esta etapa. Es el caso de la hematita (óxido de hierro), la piroluxita (óxido de manganeso) y la limonita. Ellos poseen coloraciones ocre rojo, negro y ocre amarillo, respectivamente.
Según Felipe Pichardo Moya, "es lógico suponer que anduviesen generalmente desnudos, utilizando la pintura mineral como adorno más o menos simbólico en ocasiones guerreras y ceremoniales y como protección contra las picadas de mosquitos y jejenes (5).
Ernesto Tabío y Estrella Rey opinan que "no debemos olvidar -al estudiar el uso de las sustancias tintóreas- que muchas comunidades primitivas las utilizaban mezcladas con grasa animal o vegetal, para liberarse de las picaduras de los insectos" (6).
Debe tenerse en cuenta la procedencia costera de estos grupos arcaicos, zona donde los insectos suelen ser abundantes; además, los emplazamientos tierra adentro se establecen muy cercanos a ríos y arroyos, lugar apropiado para las plagas, que deben también haber coexistido, pero de manera más restringida.
Es evidente en los asentamientos del territorio de Cabaiguán la presencia de la hematita como material tintóreo. Algunos fragmentos muestran huellas de abrasión o fricción, lo cual denota que esa constituye una de las formas de obtención del colorante; aunque la trituración del material, al parecer, es la más frecuente.
Foto 3.- Fragmento de hematita con
huellas de fricción. Comparación de su
tamaño con el de un centavo.
En la cueva habitacional-funeraria de La Tinaja, "algunas vértebras y fragmentos de huesos humanos largos muestran residuos de colorantes rojos (hematita); lo cual hace pensar en la existencia de determinadas prácticas funerario-religiosas, atribuyéndole al entierro un caracter secundario. "El estado de conservación del material y lo alterado del lugar no han permitido definir otros datos referentes a la posición original de enterramiento, sexo, altura, ni edad" (7).
Foto 4.- Huesos humanos pintados
y otras evidencias (cueva La Tinaja).
No existe algún nuevo elemento evidente, hasta el momento, que contribuya a esclarecer más acerca de otros aspectos de la vida de estos grupos y su cultura espiritual, a no ser los hallazgos de artefactos en diferentes localidades del país y que aquí están ausentes, como serían por ejemplo las dagas y los discos líticos. Por otra parte, no se han localizado nuevos enterramientos que posibiliten hablar con mayor profundidad de las costumbres funerarias; las que no debieron diferir de los restantes grupos de nuestro archipiélago.
De manera general, puede asegurarse que existió un verdadero culto a los muertos y que además, "se encontraban en un período animista y mágico, porque hasta el momento ninguna evidencia arqueológica nos ha demostrado la presencia de dioses entre ellos" (8).
REFERENCIAS
(1) Jorge Potrony García: La familia humana. Del mito a la realidad, p. 1.
(2) José Manuel Guarch Delmonte: Estructura para las comunidades aborígenes en Cuba, p. 7.
(3) Ernesto E. Tabío y Estrella Rey: Prehistoria de Cuba, p. 83.
(4) Manuel Rivero de la Calle: Las culturas aborígenes de Cuba, p. 84.
(5) Fernando Ortiz: Las cuatro culturas indias de Cuba, p. 138.
(6) Felipe Pichardo Moya: Caverna, costa y meseta, p. 66.
(7) Santiago Silva García y colaboradores: Sitio cueva de La Tinaja, Loma de Gabino, Guayos, p. 16.
(8) Ernesto E. Tabío y Estrella Rey: Prehistoria de Cuba, p. 85.
Cpopyright: Orlando Álvarez de la Paz
Santiago F. Silva García
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email:aguilasdeanaga@gmail.com
tag: [arqueologia centro sur de Cuba]
*Extraído de "Los aborígenes en Cabaiguán", de los autores Orlando Álvarez de la Paz y Santiago F. Silva García, editorial Luminari (2005), Sancti-Spiritus [Cuba].
(ilustración: J. Martínez).
Orlando Álvarez de la Paz (1)
Santiago F. Silva García (2)
(1) Ingeniero en Sanidad Vegetal
Arqueólogo aficionado
(2) Licenciado en Física y Astronomía
Arqueólogo aficionado
El primer estadío de la comunidad gentilicia primitiva (Economía de Apropiación) -a la que pertenecen las comunidades arcaicas- está caracterizado por el escaso desarrollo de las fuerzas productivas y por la ausencia de toda forma de propiedad sobre los medios de protección [...] en la cual todos los bienes de la naturaleza (el agua, la tierra, las plantas y los animales) eran patrimonio colectivo de los habitantes de un determinado sitio de asentamiento humano (1).
Ya en 1985, Ernesto Tabío y Estrella Rey se pronuncian en este sentido, al expresar:
[...] La propiedad y el trabajo eran colectivos; así como también la distribución del producto para el consumo. El nivel de desarrollo de las fuerzas productivas exigía un sistema cooperativo simple, si bien el cierto grado de especialización de los instrumentos debió implicar también una diferenciación de las tareas, aunque sin división social del trabajo (2).
No obstante continuar ahora particularizando sobre este tema sólo conduciría a meras especulaciones teóricas.
Con relación a otros aspectos de su vida y cultura espiritual, existen muchas limitaciones en el estudio de la superestructura de estas comunidades, pero puede interpretarse que debe haber sido sencilla, si se tiene en cuenta que las relaciones de producción son sumamente simples.
Algunas de las evidencias colectadas en asentamientos del territorio de Cabaiguán constituyen lo que pudiera denominarse elementos superestructurales, o sea, son objetos que posibilitan establecer ciertos criterios acerca de la superestructura de esos grupos. Entre los referidos elementos pueden citarse: esferas líticas o esferolitas, pendientes de concha, cuentas de vértebras de pescado y material tintóreo.
Foto 1.- Esfera lítica. Se le considera
una ofrenda funeraria.
Las esferas líticas o esferolitas son bolas de piedra cuya esfericidad es inobjetable. Estos artefactos aparecen a todo lo largo del país. Manuel Rivero de la Calle, en 1966, añade sobre estas esferas lo siguiente:
[...] Se las ha encontrado in situ asociadas a los cráneos, en los entierros, conjuntamente con piedras de hierro formando parte de algún rito funerario (3).
Fernando Ortiz le atribuye a las esferolitas un significado de "piedras de uso mágico para ritos agrosexuales, probablemente de emblemismo meteórico, astronómico y necrolático (4).
Los artefactos de este tipo recolectados en Cabaiguán proceden de los asentamientos de Neiva, Las Damas I y La Redonda I y no aparecen asociados a enterramientos. Como elementos aislados han aparecido también en las localidades de Santa lucía, La Fragua y La Campana.
Otro de los objetivos a los que se hace alusión son los pendientes de concha: artefactos de uso corporal que son poco comunes en los ajuares de estas comunidades arcaicas. Hasta el presente se ha detectado la presencia de un pendiente de concha en el asentamiento La Aurora, confeccionado a partir de un pequeño caracol del género Conus; al cual se le ha practicado un orificio bicónico en su extremo basal, además de cuentas de vértebras de sábalo (Tarpon atlanticus) de diferentes tamaños, que aparecen perforadas por el centro para enhebrarlas o ensartarlas a manera de collar.
Foto 2.- Cuentas de vértebras de
pescados y pendiente de concha.
Por último. el material tintóreo -constituido por fragmentos de minerales- fundamentalmente de óxidos de hierro y manganeso, son evidencias que se presentan como una regularidad para todos los asentamientos del territorio, en algunos casos con relativa abundancia.
Hay referencias de que tres tipos de materiales tintóreos son indistintamente empleados por los aborígenes, no sólo en esta etapa. Es el caso de la hematita (óxido de hierro), la piroluxita (óxido de manganeso) y la limonita. Ellos poseen coloraciones ocre rojo, negro y ocre amarillo, respectivamente.
Según Felipe Pichardo Moya, "es lógico suponer que anduviesen generalmente desnudos, utilizando la pintura mineral como adorno más o menos simbólico en ocasiones guerreras y ceremoniales y como protección contra las picadas de mosquitos y jejenes (5).
Ernesto Tabío y Estrella Rey opinan que "no debemos olvidar -al estudiar el uso de las sustancias tintóreas- que muchas comunidades primitivas las utilizaban mezcladas con grasa animal o vegetal, para liberarse de las picaduras de los insectos" (6).
Debe tenerse en cuenta la procedencia costera de estos grupos arcaicos, zona donde los insectos suelen ser abundantes; además, los emplazamientos tierra adentro se establecen muy cercanos a ríos y arroyos, lugar apropiado para las plagas, que deben también haber coexistido, pero de manera más restringida.
Es evidente en los asentamientos del territorio de Cabaiguán la presencia de la hematita como material tintóreo. Algunos fragmentos muestran huellas de abrasión o fricción, lo cual denota que esa constituye una de las formas de obtención del colorante; aunque la trituración del material, al parecer, es la más frecuente.
Foto 3.- Fragmento de hematita con
huellas de fricción. Comparación de su
tamaño con el de un centavo.
En la cueva habitacional-funeraria de La Tinaja, "algunas vértebras y fragmentos de huesos humanos largos muestran residuos de colorantes rojos (hematita); lo cual hace pensar en la existencia de determinadas prácticas funerario-religiosas, atribuyéndole al entierro un caracter secundario. "El estado de conservación del material y lo alterado del lugar no han permitido definir otros datos referentes a la posición original de enterramiento, sexo, altura, ni edad" (7).
Foto 4.- Huesos humanos pintados
y otras evidencias (cueva La Tinaja).
No existe algún nuevo elemento evidente, hasta el momento, que contribuya a esclarecer más acerca de otros aspectos de la vida de estos grupos y su cultura espiritual, a no ser los hallazgos de artefactos en diferentes localidades del país y que aquí están ausentes, como serían por ejemplo las dagas y los discos líticos. Por otra parte, no se han localizado nuevos enterramientos que posibiliten hablar con mayor profundidad de las costumbres funerarias; las que no debieron diferir de los restantes grupos de nuestro archipiélago.
De manera general, puede asegurarse que existió un verdadero culto a los muertos y que además, "se encontraban en un período animista y mágico, porque hasta el momento ninguna evidencia arqueológica nos ha demostrado la presencia de dioses entre ellos" (8).
REFERENCIAS
(1) Jorge Potrony García: La familia humana. Del mito a la realidad, p. 1.
(2) José Manuel Guarch Delmonte: Estructura para las comunidades aborígenes en Cuba, p. 7.
(3) Ernesto E. Tabío y Estrella Rey: Prehistoria de Cuba, p. 83.
(4) Manuel Rivero de la Calle: Las culturas aborígenes de Cuba, p. 84.
(5) Fernando Ortiz: Las cuatro culturas indias de Cuba, p. 138.
(6) Felipe Pichardo Moya: Caverna, costa y meseta, p. 66.
(7) Santiago Silva García y colaboradores: Sitio cueva de La Tinaja, Loma de Gabino, Guayos, p. 16.
(8) Ernesto E. Tabío y Estrella Rey: Prehistoria de Cuba, p. 85.
Cpopyright: Orlando Álvarez de la Paz
Santiago F. Silva García
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Etiquetas: arcaico, esferolita, funeraria, pendiente
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