ALGUNOS APUNTES RELACIONADOS CON LAS COMUNIDADES ABORÍGENES DEL TERRITORIO DE SANCTI-SPIRITUS (Tercera Parte)
Santiago F. Silva García (1)
Orlando Alvarez de la Paz (2)
Reynaldo Pérez Jiménez (3)
(1)Licenciado en Físca y Astronomía
Arqueólogo aficionado
(2)Ingeniero Sanidad Vegetal
Arqueólogo aficionado
(3)Licenciado en Historia
Arqueólogo aficionado
ETAPA ECONOMÍA DE APROPIACIÓN
Comunidades con tradiciones neolíticas incipientes
Conocidas en Cuba por el término Protoagricultoras, estas comunidades -a diferencia de las mesolíticas- se caracterizan por tener conocimientos rudimentarios relacionados con la elaboración de vasijas de cerámica y por la incorporación de ciertos cultivos de manera incipiente y como complemento de las actividades apropiadoras.
A pesar de no ser numerosos los asentamientos localizados en el territorio de Sancti-Spiritus, se tiene una información bastante detallada de algunos de ellos. En primer lugar se advierten algunas diferencias sustanciales en cuanto a la economía, pues existieron comunidades con una fuerte orientación marina, como ocurre con las que habitaron Birama (Trinidad) y las de los cayos al norte de Yaguajay; además y por otro lado comunidades con economía típica mediterránea o de "tierra adentro" (los emplazamientos de los territorios de Cabaiguán, Fomento y Sancti-Spiritus). Estas últimas indiscutiblemente debieron establecerse mucho antes, o sea, deben ser emplazamientos de mayor antigüedad cronológica.
Como se puede observar, en el territorio espirituano se dan dos vertientes diferenciadas, que supone una fase temprana -en lo esencial- arcaica y con cerámica y otra tardía; en la que se incorpora el componente agroalfarero aruaco (Godo, 1997).
Evidentemente la supervivencia de estas comunidades con modelos económicos orientados a la explotación del ecosistema de manglar era mucho más eficiente, si se tiene en cuenta toda la fuente protéica que se obtiene de su explotación. Dicha actividad estaba asegurada en el caso de Birama, pues el río Manatí posibilitaba no sólo el acceso hasta el manglar, sino que constituía a la vez otra fuente provisoria de alimento para esta comunidad.
Entre las actividades económicas subsistenciales fundamentales figuraron la caza, la pesca, la recolección y la agricultura, esta última de manera incipiente.
Restos óseos de jutias de diferentes especies, pertenecientes a los géneros Capromys, Geocapromys y Heteroxomys; así como de iguana, almiquí, manatí y de diversas aves, demuestran evidentemente la variedad de especímenes faunísticos que les servían de alimentos, a los que se incorporaban además moluscos marinos, terrestres y fluviales; así como también quelonios -tanto marinos como fluviales- y crustáceos, en menor escala. Dentro de los peces, ocupó un lugar preferencial la pesca de la cubera, el sábalo, el róbalo y la lisa y menos frecuente la barracuda y la levisa; elementos óseos también presentes entre los restos de la dieta en los emplazamientos de este tipo en nuestro territorio.
Sobre la agricultura se poseían conocimientos en el sitio Birama, donde los restos arqueológicos indican el cultivo del maní o cacahuete (Arachis hipogea); según las investigaciones realizadas (Delgado, comunicación personal).
La posibilidad de que el cultivo -por otra parte- de la yuca amarga, de forma incipiente, haya sido practicada por esta comunidad se hace también evidente por la colecta en las capas más superficiales de dos fragmentos de burén, artefacto de barro sobre el cual se depositaba la torta de cazabe para su cocción.
Estas colectividades se encontraban en una fase de neolitización, al elaborarse ya artefactos de piedra pulida, lo que introdujo nuevas técnicas en la producción y manufacturas, tanto en sus útiles de trabajo, como de otros componentes del ajuar.
La industria de la piedra tallada está representada principalmente por exponentes microlíticos en lascas, con escasos representantes de medianas dimensiones y una baja frecuencia laminar microlítica, mostrando similitudes tipológicas con las de playitas. Entre las herramientas de sílex más significativas aparecen : raspadores, perforadores, lascas retocadas, buriles, raederas y puntas, entre otras (Alvarez, et all, 1999). Estas herramientas cumplían diversas funciones dentro de las actividades extractivas (caza, pesca y recolección) y de elaboración de materias primas.
Dentro de los componentes de la industria de la piedra en volumen se destacan los majadores campaniformes con superficies bien pulimentadas, lajas molederas, lajas afiladoras, morteros con sus manos, esferas líticas, pulidores, desbastadores, percutores, pesos para redes de pesca y hachas petaloides; los mismos intervenían directamente en diversas actividades; ya sea preparación de alimentos, elaboración de medios de trabajo o elaboración de objetos utilitarios y no utilitarios (Alvárez y Eguiguren, 1999).
La industria de concha la componen gubias y martillos, elaborados respectivamente de los caracoles marinos strombus (cobo) y cassis sp., además diversos objetos de uso corporal, como cuentas de collar, pendientes y olivas sonoras, entre otros. Estos objetos fueron creados mediante las técnicas de rotura y fractura; además de la abrasión de las conchas,
Para elaborar la cerámica se basaron en el modelado, mediante el acordonamiento o (acordelado), predominando las vasijas globulares o en forma de boles, desprovistas en su mayoría de asas o decoraciones, salvo algunas excepciones, donde se presenta la decoración incisa de líneas. Hay una tendencia a la producción de vasijas de medianas a pequeñas dimensiones. El proceso de cocción de las vasijas resultó incompleto, sin lograr obtener una atmófera oxidante; lo que demuestra que estas comunidades no habían logrado aún el dominio de las técnicas alfareras en esta etapa de desarrollo social. Dicha cerámica cumplía un fin más bien utilitario o doméstico (Silva, et all.,1998).
No resulta posible establecer una diferenciación entre las manifestaciones mágico religiosas de estas comunidades con tradiciones neolíticas incipientes y la de la etapa mesolítica, debido muchas veces a la convergencia -y de manera reiterada- de útiles de ambas culturas. Los asentamientos de El Garrote (Banao) y cueva La Jía (Trinidad); donde fueron tallados en la roca un buen número de petroglifos, son ejemplos elocuentes de la presencia de algunas de estas manifestaciones (Silva, 1986).
En general y como ha ocurrido en muchos pueblos primitivos, los Protoagricultores practicaron determinados ritos ocultos dedicados a los muertos, basados todos ellos en la creencia de una vida después de la muerte.
El hallazgo de una esfera lítica en el sitio Birama evidencia la utilización por el grupo que habitó el lugar de estos artefactos como ofrenda funeraria. Las prácticas funerarias debían estar impregnadas de un contenido mágico animista y totémico profundo; las que a su vez posibilitaban la confección de determinados objetos para estos fines.
copyright: Santiago F. Silva García
Orlando Alvárez de la Paz
Reynaldo Pérez Jiménez
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